El embarazo adolescente sigue siendo un desafío pendiente en nuestro país y hoy en día, el acceso a los diferentes métodos anticonceptivos es bastante sencillo y están garantizados por el sistema de salud. Sin embargo, es alta la tasa de embarazos adolescentes y la mayoría sólo conoce las pastillas anticonceptivas.
Más allá de los avances en el acceso a la información y a métodos anticonceptivos, el embarazo adolescente sigue siendo un desafío pendiente en la Argentina. Algunas mujeres realmente sienten la necesidad de ser madres jóvenes, pero, independientemente de la clase social, el embarazo no siempre es una noticia feliz para una mujer, esté o no en pareja.
Hay un alto porcentaje de embarazos en el mundo que no han sido planificados. Hoy en día, el acceso a los diferentes métodos anticonceptivos es bastante sencillo y en nuestro país están garantizados por el sistema de salud, y sin embargo es alta la tasa de embarazos adolescentes.
Por ello es importante garantizar a las mujeres en general y adolescentes en particular su privacidad al momento de hablar de anticoncepción.
La adolescente urbana tiene los recursos para acceder al método anticonceptivo que más se adecúe a ella por diferentes vías; en cambio, en el caso de las jóvenes que viven en pueblos chicos, es muy probable que esto no sea tan sencillo, los lugares de atención pueden no estar próximos o bien en los pueblos pequeños el profesional que le suministra el método anticonceptivo puede ser conocido o familiar, lo que motiva que la adolescente sienta vergüenza y prefiera no acercarse a profundizar en el tema por temor a que todos se enteren de su vida sexual.
En este contexto, es importante hablar con las adolescentes e incentivarlas a que hagan preguntas y asistan al consultorio con sus parejas, para juntos decidir el método anticonceptivo que les resulte más cómodo y fácil de usar. Los médicos tenemos que acercarnos y conocer los nuevos códigos, entender los cambios de paradigmas, tratar de generar confianza para que los jóvenes se acerquen a los centros de salud.
En general las adolescentes sólo conocen las pastillas anticonceptivas, y poco saben sobre otros métodos más modernos como los de larga duración o el anillo vaginal, que no implican tomar todos los días una píldora. Hay que mostrarles todos los métodos disponibles, que los vean, los toquen, y tengan oportunidad de sacarse dudas y elegir con confianza y fundamentalmente que tomen conciencia de la importancia del uso de preservativos ya que además del embarazo debemos prevenir infecciones de transmisión sexual.
Si bien la píldora anticonceptiva sigue siendo el método de control de la natalidad más popular, en todo el mundo cada vez son más las mujeres que optan por los anticonceptivos reversibles de larga duración. Una de las más recientes novedades en materia de este tipo de métodos es el implante subdérmico.
Del tamaño de un fósforo, el implante consiste en una varilla suave y flexible que se coloca debajo de la piel en la parte interna del antebrazo, desde donde libera en forma continua la hormona etonogestrel durante 3 años.
Durante los últimos años hubo un aumento muy importante en la solicitud y en la colocación de implantes, especialmente en las adolescentes y jóvenes. Está indicado para todas las mujeres que lo deseen, salvo que no respondan a los criterios de elegibilidad que plantea la Organización Mundial de la Salud. Puede ser colocado después del parto o inmediatamente después de un aborto.
También es recomendado para las personas que no planean un embarazo en el corto plazo. En las mujeres adolescentes el implante está indicado especialmente ya que su efectividad no depende de la acción de la usuaria como los anticonceptivos orales que requieren la toma diaria de una píldora. El implante está incluido dentro del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.
Los métodos anticonceptivos reversibles de larga duración (LARC, según sus siglas en inglés) son considerados una estrategia altamente efectiva para prevenir los embarazos no deseados. Dado que no deben ser usados diariamente como las píldoras, estos métodos (entre los que se encuentran los dispositivos y sistemas intrauterinos, las inyecciones y los implantes subcutáneos) ofrecen una efectividad óptima tanto en su uso ideal como real, ya que su capacidad anticonceptiva no depende ni de la adherencia ni del correcto uso por parte de la pareja.
Un aspecto particular del implante subcutáneo es que, si bien se trata de un método anticonceptivo hormonal, no contiene estrógenos. Tiene una efectividad superior al 99% y debe ser insertado y extraído por personal sanitario debidamente entrenado. Es un procedimiento ambulatorio que requiere el uso de anestesia local. Puede ser usado por las mujeres que amamantan.
Otro método anticonceptivo hormonal moderno, es el anillo vaginal, igual a las píldoras anticonceptivas en cuanto a eficacia y composición, con la ventaja de tener la dosis más baja de estrógenos y la garantía de una mayor seguridad ya que el fármaco se absorbe directamente desde el epitelio vaginal. Es delgado y flexible, se comprime con el dedo pulgar y el índice y se inserta dentro de la vagina muy fácilmente, allí libera las hormonas anticonceptivas que directamente pasan a la sangre.
Funciona exactamente igual que las píldoras impidiendo que los ovarios liberen los óvulos y ofrece una efectividad mayor ya que no hay posibilidad de olvido en la toma, se deja colocado en la vagina por 21 días, luego se retira, en esa semana viene el periodo; posteriormente, hay que colocar un anillo nuevo y se descansa una semana igual que con el anticonceptivo oral.
Por otra parte, el análisis del grado de aceptación del anillo anticonceptivo reveló una elevada tasa de satisfacción con el método en cuanto a la facilidad para su colocación y remoción, y el confort sexual tanto de la mujer como de su pareja.
Si bien el anillo vaginal no es un método de elección para las más jóvenes por la baja dosis de estrógenos, sí lo es para las mayores de 18 años e ideal para la época perimenopáusica.
Dra. Sandra Magirena
Ginecóloga infanto-juvenil y sexóloga clínica
Publicado por Télam