¿Qué hay de cierto en la frase que dice que las relaciones sexuales aumentan en verano? Aunque no hay unanimidad, existen estudios científicos que contestan afirmativamente a esta pregunta. Algunas cuestiones parecen estar ligadas a la luz y la neurobiología. Al haber más horas de sol, todos segregamos más testosterona y serotonina. La testosterona es una hormona que en varones y mujeres está ligada al deseo, y la serotonina, un neurotransmisor relacionado con el mejor estado de ánimo. La combinación parece perfecta: más deseo y mejor estado de ánimo. El resultado sería, más posibilidades de relaciones sexuales.
Lo mismo sucede con varios factores contextuales que influyen favorablemente en esta época. Veamos algunos.
Más tiempo libre para disfrutar y menos exigencias. No son pocas las disfunciones sexuales que se "curan" milagrosamente durante las vacaciones. Pero analizándolo bien, no hay ningún prodigio; a veces las obligaciones diarias se comen nuestra sexualidad, al punto de hacerla desaparecer. Mantener intimidad es todo un tema con las complejas exigencias de la vida. Si no le prestamos atención, la rutina hace su trabajo silenciosamente y cuando nos dimos cuenta la sexualidad se borró de nuestras vidas. Las vacaciones, si nos ocupamos de este espacio íntimo, pueden ser generadoras de tiempos de reencuentro para la pareja. No tener horarios fijos o compromisos laborales también ayuda. El estrés que es un tema negativo si no se lo maneja bien, tiende a bajar significativamente en este período.
Menos apremios y más cuerpos exhibidos podrían dar muchas fantasías. Todo conspira para una mejor sexualidad. Pero nada es tan matemático ni simple en los seres humanos y, por otra parte, no estamos de vacaciones eternamente. Existen factores individuales y de pareja que provocan disfunciones que muchas veces no desaparecen con las vacaciones. Desgraciadamente también los problemas sexuales salen de paseo junto con las valijas. Factores personales (orgánicos y psíquicos) como diabetes, hipertensión y tabaquismo, depresión, trastornos de ansiedad y estrés, entre otros, pueden afectar la sexualidad. Muchas parejas tienen grandes desavenencias que no desaparecen y, muy por el contrario, con más tiempo libre se agravan.
Para la gran mayoría de las personas, la sexualidad es un valor positivo y enriquecedor en la vida. Hay una gran oportunidad para el sexo en las vacaciones.
Además, aunque vivir en nuestro planeta es caro, incluye un viaje gratis alrededor del sol. Este hecho nos da siempre otra chance de mejorar. Sólo tenemos que tomar conciencia plena de nuestras posibilidades e ir por ellas.