El cerebro es un gran procesador que registra y decodifica todo lo que pasa dentro y fuera de nuestros cuerpos, tanto físico como mental o espiritual. Pero ¿es realmente quien dirige la sinfonia de nuestras vidas?.
Lo que reconocemos como dolor, en general se desencadena por un proceso inflamatorio, traumático o compresivo sobre receptores específicos que toman la información y a través de vías nerviosas viaja al cerebro quien se encarga de interpretar el síntoma, devolviendo al lugar de origen la sensación aprendida como “dolor”.
Mucho se ha dicho y escrito acerca del significado de los síntomas somáticos; “pensamientos no pensados”; pulsiones reprimidas , bloqueos musculares.
En muchos casos, el órgano o sistema que “elige” el emocional para manifestarse en el cuerpo puede resultar orientativo para el paciente y el terapeuta y poder juntos develar el misterio.
“Entripados” no resueltos podrían expresarse en cólicos intestinales, las enfermedades de la sangre podrían traducir “envenenamientos” internos por cólera, Tensiones no liberadas anclar en grupos musculares determinados, emociones de ira contenida elevar los niveles de tensión arterial.
En general determinadas zonas del cuerpo descargan determinadas emociones.
Nadie llora con los pies ni grita con las rodillas.
Estos bloqueos llevan años en establecerse y por lo tanto no es tan sencillo disolverlos.
El hecho es que una ves que la persona es presa de un emoción no “digerida” o canalizada correctamente se produce un desequilibrio que se expresará de alguna manera en el cuerpo físico, en diferentes niveles de profundidad dependiendo de multiples factores, desde un dolor o trastorno funcional hasta un cáncer.
El cuerpo humano tiene mecanismos automáticos de restablecimiento del equilibrio ante situaciones o agentes externos que puedan alterarlo. La respuesta adaptativa del stress es el ejemplo mas claro.
El sistema inmunológico , el sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino , permanentemente se encargan de esta sutil vigilancia.
Habitualmente uno toma “conciencia” cuando apar situecen síntomas o situaciones mas avanzadas de deterioro, cuando la manifestación física produce disconfort. Pero es aquí cuando comienza la enfermedad?
Hablando en términos de diagnostico, un problema empieza a tratarse cuando se toma conciencia del síntoma.
La conciencia es una herramienta natural que todos poseemos y que nos permite desde la presencia estar “atentos” a las mas sutiles variantes del equilibrio natural.
Generalmente uno sabe como es y donde esta el problema, pero difícilmente se de cuenta ( aunque si lo sabe) porqué es y para que es.
Todos poseemos la condición natural de poder focalizar la conciencia y ” descubrir” el origen de un síntoma . De eso se trata nuestro trabajo de poder enseñar a descubrir las herramientas naturales que todos poseemos para lograr restablecer el EQUILIBRIO antes de que el síntoma altere funcional o anatómicamente al órgano o al sistema.
Dra. Sandra Magirena